Días como hoy se
repiten constantemente, se vuelven rutina, pensar en ti es lo que más hago, y
aunque ya haya pasado bastante tiempo desde que te conocí , el tiempo que
dejamos de vernos ha sido también largo, pero a pesar de las circunstancias,
hay algo que nunca cambió: todavía me
motiva escribirte.
No me considero
alguien muy expresivo, y sé que cuesta decirte cuanto te quiero, no porque no
lo sienta, todo lo contrario, y es que si no fuera porque la cobardía enmudece
mis labios, el corazón me traiciona estrujándose un poco más y mi voz se hace
silencio.
Te ruego tengas
paciencia, ensayo mis versos a diario para que llegada la ocasión no deje en
el tintero nada de lo tanto ansio revelarte.
Aún vivo
enamorado de tu sonrisa, no sé si aquella sutileza lo que me cautivó, enamorado me tuvo tu traviesa
mirada, ahora pérdida, ora melancólica, cautivado de tu tierna voz, más el miedo de algún día me faltes, me
debilita y entristece la ilusión.
Pienso en ti e
imagino nuevamente mil encuentros contigo, mil horas tontas entre sonrisas y
canciones, silenciosas miradas, tus candorosos abrazos y es que nunca olvidé
cada momento que compartimos, porque cada instante a tu lado es irrepetible.
Es cierto cuando
digo que me gustas tanto, que quererte sinceramente se me ha hecho fácil y que siento que has llegado a ser muy
importante para mí. En estas líneas quise esparcir la
sensibilidad que me embargaba, pero la
pregunta es ¿Qué pasará? Cada vez yo me hago más torpe al querer impresionarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario